Roger Federer también rompía raquetas

Un día como hoy, hace ya 37 años, nació una de las grandes leyendas del tenis. Desde TYM, aprovechamos para felicitar a todo un referente y ejemplo para todo aquel que ama este deporte. Su excelencia tenística y mental, le avalan como una de las mejores raquetas de la historia.  Aún en activo, mantiene intacta su motivación por jugar y competir, disfrutar y sufrir al máximo nivel en un circuito tan exigente como el ATP.

Efectivamente, como no podía ser de otra manera, estamos hablando de Roger Federer. Espejo en el que todo iniciado o experto sueña con verse reflejado. El suizo es un embajador de los valores en el deporte, pero no siempre fue así. Aunque ahora uno no lo pueda creer, Roger también tuvo un inicio de carrera complicado, en el que no controlaba sus emociones ni sus actos. En el que se salía de los partidos y rompía raquetas. Así es, como lo oyen. Roger Federer también rompía raquetas.

Antes de llegar a la cima del ranking mundial, hubo un momento en el que el comportamiento de Federer en la pista, se reflejaba en un rendimiento muy por debajo de sus objetivos. No conseguía sacar su mejor tenis y la frustración le asaltaba una y otra vez, entrando en un círculo vicioso de mala gestión de la competición, acompañada del consecuente rendimiento y resultado.

El problema de Roger, residía en un desajuste de sus expectativas y autoexigencia con la realidad y en una mala gestión del error y de sus emociones.

Las expectativas de Roger Federer en sus inicios eran demasiado altas. Era un joven muy talentoso. Consciente de que tenía todas las aptitudes necesarias para ser uno de los mejores del mundo, se veía frustrado  por no poder traducirlo en la pista. Se rompía mentalmente de la misma manera que lo hacían sus raquetas. Pensaba que el expresar así su frustración, como John McEnroe o Goran Ivanisevic, le ayudaría a jugar mejor, pero sin embargo, le sacaban aún más del partido, le desconcentraba y desfocalizaba de la tarea. Su frustración, se debía a que sus expectativas estaban muy distanciadas de la realidad. Pretendía jugar a la altura de su potencial y no de su nivel actual. Como el mismo ha reconocido, se creía mejor de lo que era.

No obstante, Roger era muy duro consigo mismo. Una alta autoexigencia resulta positiva cuando se traslada al trabajo, al esfuerzo, a la constancia, a un nuevo planteamiento de objetivos. Pero, una mala gestión de la autoexigencia puede repercutir de una forma muy negativa, como le ocurría a Roger con la gestión del error y de sus emociones. Llego un punto en el que Roger no se sentía a gusto en la pista. Le avergonzaba el qué pensarían los espectadores de su comportamiento.

¿Cómo consiguió superar esta adversidad y convertirse en el mejor del mundo?

Irónicamente, cuando empezó a darse cuenta de que no podía estar perfecto siempre, es cuando su juego empezó a rozar la excelencia. Pero nada es casualidad. Sus entrenadores y cuerpo técnico, eran conscientes de que su máximo rival era el mismo y de que su verdadera batalla, estaba en conseguir trabajar y mejorar psicológicamente.

Para concluir, me gustaría enfatizar en dos ideas. La primera, los mejores deportistas son los que mejor preparados están psicológicamente. Para llegar a la excelencia, Roger ha tenido que trabajar mucho su faceta psicológica, hasta el punto de hacer de la misma una de sus grandes virtudes.

La segunda idea. Nada se puede conseguir sin sacrificio, esfuerzo y humildad. Roger Federer es conocido por su carácter sosegado y afable, por su gran calidad tenística. Al verle jugar, parece que el  tenis es sencillo. Hace fácil lo difícil. Sin embargo, hay un gran trabajo detrás. Una gran historia y un largo proceso de aprendizaje. Muchas veces dejado en el olvido, pero sin el que sin duda alguna, no habría podido alcanzar la excelencia que muestra en todas las facetas del juego, y por lo que hoy en día, es uno de los mejores deportistas de la historia.

Diego Benito

Sociólogo y Máster en Psicología de la Actividad Física y el Deporte. En mi etapa como deportista en diferentes disciplinas, fútbol, tenis, pádel y triatlón, descubrí la importancia de la Psicología Deportiva sobre el bienestar y el rendimiento. Desde entonces no he dejado de formarme para ayudar a otros deportistas.

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