Motivación, el motor de nuestros retos

La cuarta ronda del US OPEN 2018 nos ha dejado  una de las escenas más llamativas de lo que llevamos de torneo.  Un veterano y reconocido juez de silla, Mohamed Lahyani, aprovechando el descanso del cambio de campo, se toma la licencia de bajar a hablar con el tenista Australiano Nick Kyrgios. Obviando el protocolo e impulsado por su empatía hacia el jugador nacido en Camberra, le arenga a cambiar su actitud y dar una mejor versión de sí mismo.

«Quiero ayudarte, quiero ayudarte, te he visto jugar y sé que eres muy bueno para el tenis. El que está ahora en la pista no eres tú»

Esta escena, completamente inusual en el tenis, ha generado un gran debate entre sus seguidores, en torno a ­si el comportamiento del juez fue el adecuado a las circunstancias, generando opiniones divididas entre, los que apoyan el acto humano y los que promueven la imparcialidad total de la profesión. En este artículo no vamos a entrar a valorar ni emitir ningún tipo de juicio personal al respecto. Tan solo vamos a centrarnos en los hechos y el análisis psicológico.

Las palabras de Lahyani supusieron un punto de inflexión en el temperamental  jugador Australiano, que a partir de dicho momento, cambió totalmente su actitud y forma de enfrentarse al partido. Tanto fue así, que ganó los 19 de los 25 juegos siguientes y acabó dando la vuelta al partido. Las palabras del juez de silla ayudaron a Kyrgios a reinterpretar la situación, recuperar la motivación por dar su mejor versión y ganar el partido.

La motivación puede ser definida como la “dirección (disposición, ir hacia) y la intensidad (cantidad) de esfuerzo, teniendo en cuenta una visión interaccionista de ambas tendencias y su focalización en un contexto especifico de actuación” (Weinberg y Would, 1996). “La motivación es el origen, dirección y persistencia de la conducta” (Sage, 1977).

En el deporte, al igual que en cualquier otra faceta de la vida, es primordial estar y mantenerse motivado con las actividades  u objetivos a realizar, sobre todo para su correcta consecución. Ya sean empresarios, padres o  profesores, entre otras tantas profesiones, se preguntan cómo conseguir motivar a sus trabajadores, hijos o alumnos. La respuesta no es sencilla de responder. La mejor forma de motivar a una persona puede variar con el tiempo y con cada situación. Siempre hay que atender a los factores situacionales y personales de cada persona o grupo. Su historia personal, sus expectativas, su autoconcepto o su estado de ánimo actual, hacen de cada situación un caso particular.

La motivación es una variable psicológica que requiere un trabajo progresivo y mantenido en el tiempo. Además de tratar de potenciar la motivación de los deportistas, hay que observar e identificar que no se esté produciendo una pérdida de motivación. Esta suele ir acompañada, por un lado, de unos objetivos poco realistas y unas expectativas no cumplidas.  Y por otro, de la percepción del deportista de la probabilidad de logro y del valor que se le asigna. Por ejemplo, cuando el deportista cree de que hay pocas posibilidades de jugar (si formase parte de un equipo), o cree que es mucho mejor o peor que los contrarios, que tiene poco que aprender,  que es imposible que gane al rival, que el resultado ha sido injusto o, cuando está cansado, de no conseguir los objetivos, vuelve a la suplencia o se lesiona.

¿Qué tipo de motivación nos acerca al éxito? Más adelante explicaremos cómo podemos motivar a un deportista, pero antes analicemos que tipo de motivación nos acerca al éxito. Es decir, qué tipo de motivación buscamos que tengan nuestros deportistas para tener un mayor rendimiento. Una persona está más motivada y tiene mayor probabilidad de éxito cuando presenta una motivación enfocada hacia el logro. A enfrentase a las situaciones como si fueran retos en los que poder demostrar sus capacidades, frente a los que presentan una motivación orientada a no fracasar. Las posibilidades de un deportista disminuyen cuando su predisposición a la competición está orientada a no perder, en comparación con los que se dirigen a conseguir el reto (Motivación de logro, Atkinson, 1974; McClelland, 1961).

Además, la motivación que más nos acercará a conseguir nuestros objetivos es una motivación intrínseca. Las razones atribuidas a por qué se realiza una acción han de salir de uno mismo. Es decir, “juego al tenis porque disfruto del juego” y no “porque a mi padre le gusta que juegue”. Se relaciona con los aspectos que depende exclusivamente de uno mismo. No obstante, la motivación extrínseca puede ser en algunos casos, dependiendo de la situación y la persona, incluso más potente. Los refuerzos informacionales, por ejemplo “el mejor jugador del partido» o “has estado poco concentrado”, también pueden jugar un papel importante en nuestra motivación.

No obstante, hay que ser conscientes de que la recompensa externa puede influir en el control percibido sobre la tarea, es decir, sobre el grado de autonomía de la acción. Cuando la tarea se percibe como impuesta, como una obligación, la motivación puede disminuir. La siguiente historia lo ejemplifica perfectamente.

“Un anciano vivía solo en una calle donde los chicos jugaban ruidosamente todas las tardes. Un día el escándalo fue tal que llamó a los chicos a su casa. Les dijo que les gustaba oírles jugar, pero que estaba quedándose sordo y apenas podía escucharles. Les rogó que acudieran todos los días y jugasen estruendosamente ante su casa. Si así hacían, les daría un cuarto de dólar. Los chicos se apresuraron a presentarse al día siguiente e hicieron un ruido tremendo. El anciano les pagó y les pidió que volvieran al día siguiente. De nuevo escandalizaron y de nuevo les pagó. Pero esta vez entregó sólo 20 centavos a cada chico, explicándoles que estaba quedándose sin dinero. Al día siguiente entregó sólo 15 centavos a cada uno. El cuarto día les advirtió que tendría que reducir la gratificación a 5 centavos. Los chicos se enfadaron y dijeron al abuelo que no volverían. No valía la pena el esfuerzo, dijeron, tan sólo por 5 centavos diarios” (Casady, 1974)

¿Cómo aumentar y mantener la motivación de un deportista?

  • Establecimiento de objetivos:

Ser conscientes de nuestro nivel y potencial actual objetivo nos permitirá establecer unos objetivos realistas. Las expectativas marcadas han de estar un poco por encima de nuestro nivel, pero siempre por debajo de nuestro potencial, o lo que conseguiremos será todo lo contrario, frustración y desmotivación.

En muchas ocasiones el problema o la desmotivación, como ocurre en muchos gimnasios, surge por falta de adherencia a los objetivos. Me apunto al gimnasio, un monitor me hace una tabla y voy la primera semana. La segunda semana, me salto el primer día y ya no vuelvo a ir. Para que esto no nos ocurra, hay que establecer objetivos a corto plazo revisables. De esta forma, con una mentalidad centrada en nuestro propio rendimiento y no en el resultado, es decir, en lo que depende de nosotros mismos, y con esfuerzo y trabajo, iremos consiguiendo pequeños objetivos. Esto producirá que vaya mejorando nuestra percepción de autoeficacia y nuestro autoconcepto. Así mismo, nuestro estado de ánimo y nuestros pensamientos también serán más positivos y nuestra motivación con la meta fijada será aún mayor.

  • Feedback interno positivo.

Cómo interpretas tus experiencias, entrenamientos, competiciones, los antecedentes de enfrentamientos anteriores, etc. tienen una gran influencia en tu motivación y en el cómo afrontas las situaciones. Para mantenerse motivado hay que ser capaz de interpretar las situaciones de forma constructiva, atribuyendo las causas de mi rendimiento y resultado  a factores que puedo controlar, que dependen de uno mismo. Y evitar atribuciones de fracaso por falta de habilidad.

Para ello el psicólogo deportivo ha de ayudar al deportista a transformar las atribuciones negativas “he perdido porque soy muy malo” “no he jugado bien porque hacía mucho viento” “mi técnica deportiva x, es cada vez peor”, por atribuciones positivas: “he perdido pero mi esfuerzo, sacrificio y concentración han sido excelentes”, “tengo que seguir entrenando y mejorar mi técnica deportiva x”.

El hacer atribuciones sobre aspectos que dependan de ti  y ser positivo, aumenta y mantiene la motivación y ayuda al deportista a gestionar sus emociones y pensamientos.

  • Diseño de tareas

En TYM, tenemos la firme convicción de que el psicólogo deportivo ha de trabajar de forma conjunta con el entrenador y el resto del cuerpo técnico. Trabajar de forma colaborativa, aunando fuerzas para motivar a los deportistas, diseñando  tareas que sean percibidas como retos, que tengan una  amplia variabilidad de ejercicios y que además intenten fomentar su imaginación. Además, deberemos ayudar a crear un clima de confianza donde los jugadores se sientan partícipes del equipo y de las decisiones.

  • Carga Mental.

De la misma forma que el preparador físico regula los entrenamientos según la carga física del equipo, es necesario ajustar la exigencia  cognitiva, emocional y socio-afectiva de los deportistas, para conseguir que lleguen a la competición en las mejores condiciones posibles y, en definitiva, con una mayor motivación. Llevando a cabo esta metodología de trabajo, el rendimiento de los deportistas se acercara mucho a su mejor versión y la probabilidad de que se produzca un resultado favorable aumentará.

Para concluir, nos gustaría hacer una reflexión. La motivación es un aspecto central en nuestras vidas. Sea cual sea nuestro estilo de vida, cultura, profesión, edad, sexo, orientación sexual; sea cual sea nuestra forma de ser y de enfrentarnos a la vida, todo gira en torno a aquello que nos motiva, nos inquieta, nos ilusiona, que nos hace levantarnos todas las mañanas. Lo que nos confiere  los motivos para pelear, para que las cosas no sucedan sino que seamos nosotros los que nos enfrentemos a ellas, para que los obstáculos no nos debiliten sino que se conviertan en nuevos retos. En definitiva, nuestras motivaciones aportan un significado a nuestras vidas que nos hace desdichados o felices.

Por lo tanto, es fundamental enfatizar en la importancia de mantenernos motivados o buscar nuevas fuentes de motivación renfocando nuestros objetivos. Dicho de la forma más clara y llana posible, buscar aquello nos hace felices.

Diego Benito

Sociólogo y Máster en Psicología de la Actividad Física y el Deporte. En mi etapa como deportista en diferentes disciplinas, fútbol, tenis, pádel y triatlón, descubrí la importancia de la Psicología Deportiva sobre el bienestar y el rendimiento. Desde entonces no he dejado de formarme para ayudar a otros deportistas.

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