Cuando marcaba Dani Santos el empate a falta de poco más de un minuto para el final era fácil imaginar que la remontada se estaba volviendo a fraguar. Con más ilusión que cordura, pero con orden y habiendo interiorizado los movimientos de un eficaz juego de cinco, Valdepeñas estuvo a un gol de levantar el título de campeón de la LNFS. Comandados por David Ramos desde el banquillo y dirigidos en la parcela deportiva por el histórico Joan Linares, el club de una población similar a Hellín, Camargo, Alcázar de San Juan o Puente Genil ha dejado perplejo al mundo del fútbol sala por su progresión tanto dentro como fuera de las canchas.
El salto a la cima del conjunto valdepeñero se debe a varios factores que hacen especial a este club y que aprovecha para convertirlos en puntos fuertes generando una comunión inexpugnable dentro del vestuario. También entre grada y equipo. Tener bien marcada, definida y asimilada una identidad dentro de un grupo va a terminar fortaleciéndolo. Eso ha hecho Viña Albali Valdepeñas, potenciar una identidad que no marca goles, pero que suma enteros para que lleguen.
A partir de aquí, desde la psicología deportiva, destacamos varios puntos para que un vestuario reme en una misma dirección y que el conjunto vinatero ha hecho suyos para llegar a la cita más importante del fútbol sala nacional:
- Tener bien definidos los objetivos del equipo actúa como impulso para que la unión de todos potencie el rendimiento en cada competición. Es importante tener el mismo objetivo de temporada y concretar un plan de acción común, para finalizar en el aquí y ahora, dando pasos en el día a día con objetivos a corto plazo, que poco a poco van a definir la posición del grupo. La mejor manera de lograr un objetivo a largo plazo es trabajar regularmente sobre cosas que dependan exclusivamente de cada uno.
- Definir bien los roles del equipo es imprescindible y en Viña Albali se tenían aceptados. Aprender que cada uno tiene la responsabilidad de aportar el cien por cien dentro de su rol va a reforzar una vez más al conjunto. No sólo comprometiéndose con la mayor o menor presencia en el juego, sino conociendo lo que debo de hacer dentro de la cancha. El rol de José Ruiz no era el de Chino o Catela, pero complementarse en la pista es lo que ha acercado a los manchegos al éxito.
- Crear una identidad de la que todos se sientan partícipes es la guinda del pastel. Para Valdepeñas es sencillo encontrar elementos que le diferencien de otros equipos, siendo el club de la población menos habitada de la LNFS (con permiso de Burela y Peñíscola). Además de todo lo que envuelve a un equipo fuera de las pistas es importante encontrar puntos fuertes que nos identifiquen como grupo dentro de los partidos. Ser fuertes defensivamente, peligrosos en el tiro exterior, goleadores o propensos a remontadas; forma parte de esta amalgama de particularidades que además de dar seguridad en lo que se hace proporcionan cohesión grupal.
En contraste con la solitaria imagen de Ricardinho en la grada y del silencio atípico que se ha vivido en el playoff exprés improvisado de esta temporada, Valdepeñas no dejo de encontrar soluciones a los problemas que se le ponían por delante. Ni perdiendo por cuatro goles en Cuartos de Final. Ni necesitando tres frente a Inter. Ni con la ausencia de su incansable afición. Los manchegos han llegado para quedarse en lo alto, encontrando remedio a las trabas y haciendo fácil pensar que la remontada está al caer