Que la pandemia está dejando huella en el deporte no es ninguna sorpresa. Meses de confinamiento que han dado paso a una temporada llena de incertidumbre. Grupos reducidos, toque de queda, certificados de movilidad, partidos aplazados y cambios de protocolo que tienen a cualquier directivo con la cabeza hecha un lío. Hemos pasado de abrazarnos para celebrar cada gol a saludarnos con el codo, de planificar temporadas enteras a esperar al domingo para conocer las nuevas restricciones. Hemos perdido mucho, llorado, sufrido y echado de menos como nunca imaginamos cada momento vivido gracias a nuestro deporte.
¿Y ahora qué? ¿Qué hacemos con todos nuestros(as) futbolistas? ¿Qué les decimos? Muchos son los efectos psicológicos que esta pandemia nos deja, pero una gran preocupación es la motivación. ¿Cómo motivar a un jugador que no sabe si este domingo tendrá partido? ¿Cómo mantener el rendimiento del equipo si ya ha vivido cómo les paralizan entrenamientos una y otra vez? ¿Cómo lograr que los jugadores se focalicen en la mejora continua?
Pues bien, la motivación es una variable compleja, a la que hemos dado muchas vueltas los psicólogos y, desgraciadamente, en ocasiones, con mayor interés de negocio que realmente el de encontrar estrategias útiles y eficaces para los deportistas. Algo que tenemos claro es que la motivación disminuye en el momento en el que desaparecen los reforzadores a los que tenemos acceso. Es decir, una parte de los futbolistas habrán encontrado fuera del deporte actividades más reforzantes y con menor coste, como jugar a videojuegos o ver una serie, otra parte de ellos casi se han olvidado de lo que les gustaba de jugar al fútbol y, por supuesto, una gran parte encuentra el gran reforzador en jugar los partidos a los que ahora se tiene menor acceso. Por ello, sin entrar en demasiados detalles, en un momento tan difícil en todos los contextos y una situación tan cambiante, es necesario encontrar la forma de incluir reforzadores en la propia práctica y entrenamiento.
Utilizar juegos que no sólo sean reforzantes por la parte divertida que engloba sino también por el trabajo de cohesión y socialización que tan difícil es este año, incluir competiciones, partidos de entrenamiento, ejercicios sencillos que ayuden a su correcta ejecución y, por tanto, al tener éxito serán reforzantes. Pueden ser puntos clave para incluir en nuestro entrenamiento. Asimismo, en una temporada llena de aplazamientos, sin partidos en varias semanas y con muchas dudas sobre la evolución de las clasificaciones, es más importante que nunca para mantener la motivación, por la mejora y preparación diaria, establecer objetivos correctamente.
Los objetivos de resultado, aquellos que tienen que ver con aspectos que no dependen del propio equipo, nunca fueron grandes amigos de la mejor versión de cada deportista. Tampoco lo son los que se plantean a largo plazo y pensando en el final de temporada. Aunque en muchas ocasiones necesarios, el gran problema viene si nos quedamos pensando en ellos. La gasolina del deportista, la motivación, confianza y autoeficacia residen en los objetivos a corto plazo, sobre todo aquellos que dependen de uno mismo, son concretos y medibles. Esas metas semanales que le hacen ser mejor futbolista y tener una guía de conducta.
Después de tanto, y con demasiado por delante, volveremos a sentir las mismas ganas por cada momento dentro de este maravilloso deporte.
*Este artículo ha sido publicado íntegramente en la revista de la FFCM.