Si pinchas, también sangran

Son las 9:00 am de un sábado en Julio, Valencia. Hace un poco de calor, huele a café y el grifo de la ducha suena sin cesar. Son 10 personas en un apartamento, compartiendo el tiempo staff, jugadores y otros profesionales, durante unos días muy importantes y cargados de emociones, con horarios planificados y evidentes imprevistos.

Equipación puesta, cámara al hombro, periféricos en las mochilas y taxis en la puerta, listos para entrar en DreamHack y competir contra los mejores equipos del mundo. Escudos y campeones atraviesan el lugar constantemente, repleto de aficionados gritando, sumado a las lágrimas en ojos de algunos profesionales y sonrisas en otros. Familias, amigos, rivales… mucha información que influye de manera diferente a los miembros del equipo.

Ellos también son deportistas, con exigencias profesionales sobre sus espaldas, ambiciones y preocupaciones, con entrenamientos y competiciones de alto nivel, en conjunto con una preparación minuciosa. Si pinchas, sangran. De la misma forma que un deportista de élite puede sufrir de malestar psicológico que le impida rendir al máximo nivel, un profesional de los deportes electrónicos atraviesa un largo camino, lleno de obstáculos, desafíos y retos. Kiko Femenía, Bojan Krkic, Jesús Navas, Victor Valdés, Andrés Iniesta, André Gomes… Depresión, ansiedad, estrés, vómitos… Algunos nombres resuenan más que otros; algunos siguen en activo, otros están retirados, pero todos comparten lo mismo: deportistas de élite compitiendo sin cesar.

Por tanto, estos fenómenos no sólo ocurren en los deportes tradicionales. En los esports encontramos casos como el de Matthew “Matt” Elento, actual Support para Team Liquid Academy, cuya trayectoria profesional en 2017 se vio ligeramente truncada al sufrir ataques ansiedad. En TwitLonger, bajo el título “How I Live with Anxiety”, podemos encontrar una reflexión que el mismo jugador quiso colgar en la red. Gracias a la ayuda de un profesional y al apoyo de sus compañeros, todo volvió a la normalidad.

Fuente: Xataka (https://esports.xataka.com/lol-league-of-legends-1/de-kevin-love-a-matt-como-afrontar-la-ansiedad-en-la-maxima-competicion)

También encontramos casos como el de Maurice “Amazing” Stueckenschneider, actual Jungla para 100 Thieves, el cual nos relata algunas de sus experiencias relacionadas con el bienestar psicológico y el rendimiento deportivo, en una entrevista en 2017 para el medio TheShotCaller.

Volvamos de nuevo a DreamHack, o a cualquier otro evento de grandes dimensiones que enfrente a deportistas de alto calibre, donde los jugadores puedan estar más o menos habituados a subirse a un escenario y convivir con la presión del estadio. “¿Qué pensarán?; No puedo cagarla”; Nos van a ganar”. Éstos y otros pensamientos irracionales acostumbran a emerger en aquellos jugadores que, en su historial de aprendizaje, han sufrido de alguna consecuencia que, mal gestionada, les ha supuesto un castigo. Por tanto, sin una preparación psicológica eficaz que identifique en qué momentos se generan qué pensamientos, el deportista contará con un hándicap importante que limitará su rendimiento.

¿Qué puede hacer entonces un Psicólogo Deportivo en estos casos? En este punto, manejar técnicas para erradicar pensamientos irracionales y cambiarlos por otros útiles es imprescindible, y es entonces cuando se presentan las técnicas de Reestructuración Cognitiva. El fundamento de esta herramienta se basa en la detección de dichos pensamientos irracionales, para que el deportista haga una valoración sobre la utilidad del mismo, de forma que, acompañado por un proceso de cambio conductual, éste modifique sus interpretaciones sobre las situaciones generadoras de los pensamientos automáticos e irracionales. El trabajo del Psicólogo Deportivo será el siguiente:

  1. Explicación de las consecuencias que siguen a las conductas privadas (pensamientos) desadaptativas. Dichas consecuencias pueden ser distintas en función del historial de aprendizaje de la persona, variando desde activación fisiológica hasta ansiedad y depresión.
  2. Reconocimiento de la irracionalidad de ciertas creencias.
  3. Identificar las situaciones y los pensamientos irracionales, siendo siempre lo más específico posible.
  4. Modificar las creencias no realistas.

Para que la intervención sea realmente eficaz, es imprescindible que el deportista lleve a cabo tareas de autorregistro que le permitan identificar y evaluar todas aquellas situaciones y pensamientos objeto de intervención. El trabajo del Psicólogo será fundamentalmente cuestionar dichos pensamientos, una vez identificados, de forma que la persona se base en el mayor número de evidencias objetivas posibles, y generando nuevos pensamientos que sean adaptativos. Además, deben tener en consideración dos cuestiones. Primero, que los pensamientos que se generen tienen que ser probabilísticos, no dogmáticos, para dar pie al cambio. Segundo, habrá ciertos hechos y eventos en la cotidianeidad del deportista que realmente no tengan solución, pero sí sirvan para plantear un entrenamiento que le permita aumentar su rendimiento.

De esta forma, la aventura de ser un deportista profesional deja de ser una historia guiada por el azar de la competición, para pasar a ser guionistas de nuestros pensamientos y comportamientos. Así, las experiencias más complejas, que en un primer momento pueden ser aturdidoras, pasarán a convertirse en momentos enriquecedores y potenciadores del rendimiento.

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